domingo, 7 de agosto de 2011

Hoy comimos sudado

Volvemos a escribir, por si hubiese algún ser vivo aún interesado en leer nuestro blog. Entramos en Perú hace una semana, como ya os comentamos. Hemos pasado por Máncora, Chiclayo y Trujillo (para ver imágenes de estas ciudades meteos en http://www.google.com/, picnháis en imágenes y en el buscador ponéis el nombre de la ciudad o lugar que queréis conocer por fotos), donde nos encontramos atrapados de nuevo en un aguhero negro. Esta ciudad colonial es bonica, muy limpia, y está llenita de iglesias evangelistas. El hostal donde nos alojamos está a tan solo media cuadra de la más exitosa, y nos acordamos mucho del señor reverendo en la misa de las 8 de la mañana a 2 de la tarde, y en la de las 6 de la tarde a 11 de la noche. Es realmente misericordioso por nuestra parte no habernos cargado al señor reverendo...

El norte de Perú es desértico, al menos la costa, que es lo que conocemos. Tiene un montón de ruinas, por aquí estuvieron los mochicas, los chimús y una gran cantidad de gente que hacía una cerámica espectacular y una orfebrería que se han conservado hasta hoy, los entierros no eran como los de ahora, en el que con lo que te clava la funeraria sólo le puedes poner al muerto una triste pechera, enterraban a los señores y señoras (haberlas hubo, contra la creencia común) con narigueras, coronas, pectorales, taparrabos, todo de oro y plata y espóndilus, y con mucha otra gente que también se moría ese día, aunque contra su voluntad...). Así, la Huaca (pirámide) de la Luna en Trujillo y el Museo de Tumbas Reales de Sipán (enviamos foto) son espectaculares.



En Huanchaco los mochicas pescaban con barcas de totora, una pajilla que aún usan los pescadores del lugar, es increíble.




En Chiclayo vimos el mercado de Modelo y es espectacular, el marisco aquí es una cosa especial, gigantesca, descomunal....


Hoy comimos conchas de abanico (vieiras) y sudado de ojo de uva (un pescado) delicioso y picantón. Casi siempre el pescado y el marisco se comen en ceviche, cruditos con limón , hierbitas...delicioso.

En el mercado también está la sección de los brujos, donde venden mil remedios para dos mil problemas (de amores, los más necesarios) y ayahuasca, san pedrito y otras drogas sagradas alucinógenas a tutiplén, en rama o en polvos para infusión...


En Canoa, entre otra gente majísima, estuvimos con Raquel y Dani, una pareja muy salá de Girona, y nos reencontramos en Chiclayo, donde compartimos hostal, dos jarras de litro de pisco sour que dicen que es bueno para la resaca y una noche memorable en el karaoke, donde dimos la nota cantando a Paquita la del Barrio, Ska-P, El Fary, Camilo Sesto y así hasta casi emular a todo el lumpen de la canción hispana (aunque también cantamos a los village people ("yo no quiero jamón quiero chope...")



Y, para terminar, os contaremos que en Máncora, pequeña población costera petada de guiris, pastis y buenri, atravesada y dividida en su única calle por la panamericana, nos quedamos atrapaos esperando la debacle debajo de un cartel, si bien Carla se dio al pisco sour y confió al señor nuestro porvenir...



lunes, 1 de agosto de 2011

Adiós a Ecuador

Pues ya nos hemos ido de Ecuador, después de pasar por Baños y Cuenca. En esta última ciudad, cuyo centro histórico es ciertamente bonito, hemos pasado tres días la mar de a gusto, fuimos al Cajas, que es un parque nacional, y andamos un par de horas, haciendo honor a nuestra merecida fama de cansaos....

El trato que nos dieron en la frontera con Perú, para salir de Ecuador, fue bastante pésimo. Salimos por la costa (Huanquillas-Aguas Verdes), conocida como el paso fronterizo más chungo de Sudamérica, pero claro, nos hemos informado de esto después de cruzar, jeje. Por lo visto es muy habitual que tengan a la gente (también a los autóctonos) esperando varias horas de noche en la calle, como nos hicieron a todos los que viajábamos en autobús, con un solo baño sin luz y lleno de porquería, hasta que a los maderos de turno les dé la gana acudir a sellar los pasaportes.

En cuanto al país, es realmente fácil para el turista y tranquilo.

Los ecuatorianos son trece millones aquí y tres o cuatro en el extranjero, por lo que mucha gente (sobre todo en Cuenca) nos habla de que sus familiares están en España.
En la costa la gente vive muy tranquila, hay pescado y las plantas frutales crecen por doquier sin necesidad de trabajar la tierra, y además el clima es estupendo y permite dormir a la intemperie. En la sierra, el clima es más frío y la gente trabaja muy duro.


Este país es maravilloso y merece muchísimo la pena conocerlo.

Veremos ahora en Perú, os iremos contando....