lunes, 31 de octubre de 2011

Cochabamba


Siempre me ha resultado curioso comparar la sensación, los presentimientos que se tienen antes de llegar a un lugar en el que una se quedará un cierto tiempo, con las imágenes con las que te vas después de haber estado allí. Me pasaba de pequeñita, antes de ir a un campamento me tiraba semanas antes soñando sobre ese sitio, que luego, evidentemente, poco o nada tenía que ver con mis sueños. Asimismo, poco o nada  está teniendo que ver este viaje tan largamente ensoñado con las ideas antes cocinadas en mi cabeza, y poco o nada han tenido que ver Cochabamba y el mARTadero,  la etapa más larga de nuestro viaje, de un mes, con las vagas anticipaciones que podíamos  tener sobre lo que sería. De hecho, curiosamente, Cochabamba se ha correspondido más con mis sueños infantiles campamentísticos. 



Y justo por eso cuesta y se retrasa la entrada en este blog sobre Cochabamba, por lo mismo que era difícil después de los campamentos cartearte con los amigotes que te habías hecho, porque no es fácil hablar de las cosas que han sido lindas y quedan atrapadas en el tiempo pasado porque el espacio y la vida no permiten ya volver a ellas tal y como fueron. 

A Cochabamba llegamos el deseo de echar cable a tierra después de meses de conocer puntos geográficos superficialmente, inmunizados de paisajes y monumentos y con ganas de pasar por la misma plaza más de un par de mañanas. La excusa era el proyecto mARTadero (www.martadero.org), que consiste en la recuperación de un antiguo espacio industrial en una zona deprimida para uso cultural, disfrute y alegría de la gente. "Resignificar" el barrio, que dicen los que saben. Allí trabaja Dani, vecino de Usera universal que nos presentó el proyecto, junto con Lil, Andrea, Claudia y Juan, cronopios fenomenales. En torno al mARTadero revolotean también Ramírez, Esther, Magda, Hernán… 

Total, que sin más ambición ni dilación nos pusimos a traducir, pintar, limpiar, buscar conceptos para obras y beber birra, no necesariamente en este orden. Para mí –que cada cual tendrá sus opiniones-, el mayor logro del mARTadero ha sido convertir al mi Ernesto en un artista plástico consumado. Aquí se puede ver su obra magna. Hay quien dice que el auténtico autor es un brasileño de Sao Paulo dedicado al arte urbano conocido como Mundano, y que Ernesto fue su asistente, pero eso nos son más que cuentos apócrifos… Más allá de autorías, lo cierto es que hizo falta andar entre pañales usados, ratas, burros y hormigas gigantes para llegar al río y mojar las brochas en las tristemente aguas fétidas del río para realizar este mural.



 Al fin, después de un mes, salimos de Cochabamba como se sale de los campamentos, con los ojos empañados.

Profesión de fe

“Sí, sí, por lastimado y jodido que uno esté, siempre puede uno encontrar contemporáneos en cualquier lugar del tiempo y compatriotas en cualquier lugar del mundo. Y cada vez que eso ocurre, y mientras eso dura, uno tiene la suerte de sentir que es algo en la infinita soledad del universo: algo más que una ridícula mota de polvo, algo más que un fugaz momentito”

Eduardo Galeno, El libro de los abrazos

martes, 25 de octubre de 2011

Una de carteles

Ese manido debate sobre el español en Latinoamérica… ¿Hablamos lo mismo? ¿Nos entendemos? ¿Son los malentendidos culturales o lingüísticos? Ilustremos la polémica con una ración de cartelería.


Cuán importante es la puntuación en ésta nuestra lengua española. ¿A que os estáis partiendo la caja? Que si ja, ja, que si esta gente, que si cómo me lo paso… Huy, qué listos somos todos. Pues ahí va la primera misión de este ejercicio: corregir la frase anterior para que sea comprensible. ¿A que no es fácil?

Y siguiendo con la puntuación, ni por defecto ni por exceso:


¿Y por qué ser tan pejigueras, os estaréis preguntando, si al fin y al cabo el significado está clarísimo? Pues porque el cartel en cuestión estaba justamente en  la cabina de un funicular que te subía colgando de un “cable” de “acero” a una montaña de cierta altura. Y claro, ahí el “funcionamiento” de la “tecnología” boliviana es algo que a una le llega a importar.



Aquí por ejemplo, aunque la comunicación no fluya, sacamos la ideílla del contexto. Algo de comer será, ¿no? Meras cuestiones semánticas.

De comida va también el siguiente cartel, que ya si nos ponemos a hilar fino, por qué no criticar también en otros idiomas, digo yo.


Una pena si pasáis por este restaurante de Cuzco y las dudas lingüísticas hacen que no os paréis a almorzar, porque os prometo que la alpaca salteada es una auténtica delicia.
Pero bueno, no va a ser todo criticar. También hay quien escribe cosas bonitas con todas sus letras y con harta buena intención, como el autor de la siguiente propaganda electoral de un pueblo de la Cordillera Blanca peruana:


Ahí nada que corregir, ¿o sí? Lo bueno de las pancartas en la calle, es que están abiertas a la corrección popular y democrática, como en el caso del pueblo vecino del anterior:


Esto nos lleva al concepto de marketing y publicidad. Dios mío, cuantísimo dinero y esfuerzo se invierte en el mundo en que la gente asocie nuestro negocio a nociones de prosperidad y seriedad. ¿Será del todo necesario?



El fulgurante éxito del bufete “Abogado & Baños” nos demuestra que no. ¿Su secreto comercial? El emplazamiento. En la Feria 16 de julio, inmensísimo mercado dominical de El Alto, las montañas que rodean La Paz, se puede comprar desde fuselaje de avión hasta fetos de llama, y claro, con tanto intercambio financiero y mercachiflería, ya sea por transacciones mayores o por aguas menores, te vas a ver obligada a pasar por este establecimiento. Y el baño en Bolivia se cobra.
Bueno, hasta aquí todo bien, todo fácil. Nos podemos comunicar medianamente, los problemas son resolubles y la tarea que nos pone la prima Carla no es difícil. Ay, gentes crédulas… ¿Os creíais que esto sería todo? Pues no. Os dejo con un último hallazgo hecho en el cementerio de Concepción, hermosísima localidad del Oriente boliviano, y con este cartel os lanzamos Ernesto y yo un desafío: prometemos a quien más términos descifre de esta piedra Rosetta un regalo especial a nuestra vuelta. Va en serio. Hagan sus intentos.





lunes, 10 de octubre de 2011


No estamos en contra de ningún gobierno. En serio, ni siquiera del español. Ni siquiera del boliviano. Ni siquiera. Estamos en contra de los continuos padeceres causados a la tierra y los seres que la pueblan, de los ataques a la libertad y de la sinrazón que encierra el hecho de que consideremos natural que unos pocos organicen nuestra vida, nuestra comida, nuestros sueños, nuestra autonomía…

No sabemos nada del gobierno boliviano, del proceso de cambio que aquí está sucediendo, de si las bases apoyan aún a Evo Morales. Cualquier intento de análisis sería, cuando menos, un penúltimo apego al colonialismo.

Sí sabemos, o imaginamos, qué significa aferrarse al poder. Podemos intuir, por empatía o por experiencia propia, qué sienten los guaraníes cuando se les desprecia hasta el punto de que el presidente del cambio les acusa de no pensar, de no saber, de ser sujetos infantiles manipulados por intereses extranjeros. Podemos sentir, mientras, a la Amazonia, su tierra, la de todos, quejándose, jadeando, agonizando mientras algunos de sus hijos la quieren convertir en cemento y deshechos sirviendo a los fines de vastos imperios: el brasileño, el cocalero, el maderero; y al más grande dios: el dinero… mientras tanto, gente alegre vestida de colores, mujeres y hombres, diversas edades, la defienden con pancartas y gritan por ella, que se ahoga y no puede; se les enfrentan los señores del cambio, monocromos, varones, cincuentones, gremiales…

Vemos, comprobamos, cómo se manejan los conceptos de indocumentado, delincuente, clandestino, traficante… cómo se confunden, se moldean, se fusionan para justificar redadas, prisiones, terror, y así aplastar disensos, desarraigos voluntarios, pasiones que vuelan de un territorio a otro para huir, para conocer, para experimentar, para sobrevivir, para tantos y tantos fines como momentos, personas, motivaciones existen.

Somos hijos de la razón, y no la encontramos en esos detalles, sin importancia histórica, aunque vitales para la supervivencia. Y seguimos caminando, igual de ignorantes que ayer, pero envueltos aún más en la duda: nos contaron de los gobiernos que nos representan pero ¿acaso serán necesarios?

Sobre arraigo y desarraigo http://www.myspace.com/ramirezneira