Las dimensiones "ya mismo" y "ahorita" se confunden con el "aquimismito" en una maraña de cruces con arena de playa, sal, sol y camarones cocinados a todos los estilos. Eso es Canoa. Todo eso y un puñado de personas fantásticas nos ha atrapado en Canoa cual pescaditos del día, y aquí seguimos dos semanas después de poner el pie en este pueblo por primera vez.
Pero mi cultura judeocristiana me obliga a dar parte de las cosas de provecho para el intelecto y/o el espíritu de esta estancia, aparte del moreno, las birras, las risas y el pescadito. Procedo a justificar nuestro uso del tiempo desde una perspectiva más utilitaria... Como la visita a la Isla Corazón, donde las comunidades han comenzado con gran éxito a repoblar el manglar destrozado por las camaroneras, gracias a lo cual miles de fragatas -o "fragatos" en este caso- pueden pavonerase por las ramitas con sus pecheras rojas en esta época buscando pajarilla que se deje hacer.
O el viaje a ver ballenas... Un viaje. Por la espectacularidad de ver a un animal de varias toneladas saltar muchos metros sobre el agua, y por la cara que nos quedó a los cinco aguerridos marinos del cascarón en el que surcábamos los mares cuando a la vuelta nos dijo nuestro patrón Robin (sonCrusoe) a unos kilómetros de la costa que nos habíamos quedado sin gasolina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario